Quienes viven en algún paradisiaco lugar, es muy probable que al finalizar una semana de trabajo todo se traduzca a margaritas, playa y sol, mientras lamentablemente tu auto vive bajo el inclemente sol y la humedad costeña, cargada de la húmeda brisa salada, enemigos silenciosos de absolutamente todo lo que comprende un auto, desde la pintura de la carrocería, hasta el chasis.
Esta brisa que para nosotros es tan agradable, se traslada a las ciudades costeras por medio de aire y si crees que por vivir “lejos” de la playa tu auto esta a salvo, lamento decirte que no; pues esa brisa cargada de sales y algunas sulfas puede viajar ¡hasta por 5 kilómetros! Pero, ¿cuáles son realmente los daños que puede causar la humedad o las sales a un auto?
- Corrosión prematura: Es como cáncer en lo metales, lámina o chasis. Bastará una grieta en la pintura para que la lámina expuesta comience poco a poco ser víctima del óxido.
- Chasis oxidado: Un daño común en los autos residentes de la costa. Durante la marcha, el auto recoge toda la suciedad del asfalto, y en una zona costera, ¿adivina qué incluyen todos esos residuos? Los chasis pueden pasarlo realmente mal si no se les da mantenimiento.
- Sistema eléctrico: Las baterías son las primeras víctimas. Luego siguen los cables que, al perder su cubierta original, la humedad y el oxido poco a poco corroerán arneses, conectores, terminales, etc.
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Piezas metálicas: No solo los componentes como amortiguadores, barras, bujes e inclusos discos de freno sufren. También piezas como bisagras, chapas o birlos pueden comenzar a presentar oxido prematuro.
¿Qué hacer?
Tampoco es el fin del mundo, pero puede convertirse en un gran dolor de cabeza si no tienes los cuidados necesarios:
1.- Lava tu auto por lo menos una vez por semana. Utiliza jabones, paños especiales, y si es posible, una buena hidro-lavadora que con poca agua genera una buena presión para enjuagar.
2.- Procura encerar el auto una vez por mes. Esto le otorgará a la carrocería una capa adicional de protección contra los elementos. De preferencia acude a un profesional y cerciórate que emplee productos especializados para este fin como resinas, pulimentos, ceras o cerámicas.
3.- Llevar el auto al servicio de lavado y lubricación. Pon una alarma en la agenda de tu teléfono que cada tres meses te lo recuerde, sobre todo en época de lluvias. Con esto de ayudas al chasis y lo metales en general a mantenerse sanos.
4.- Si te fuiste de vacaciones a la playa, será imprescindible realizar por lo menos los puntos 2 y 3.
En el caso de los vehículos más recientes, el riesgo se “reduce” un poco dadas las técnicas de ensamble y tratamiento de los materiales. Incluso componentes como tolvas, empaques o plásticos han sido desarrollados para mantenerse intactos en cualquier tipo de clima, pero toda ayuda suma, no te confíes. Recuerda que el buen estado general de tu auto mantiene su valor de reventa y te evitará gastos extra.