Si bien parece una obviedad, siempre vale la pena recordar que el acto de subirse al auto incluye la aplicación y respeto a diversas medidas de seguridad. Al fin y al cabo, un vehículo es un medio del que su conductor en cualquier momento puede llegar a perder el control, tanto por un fallo humano como mecánico, y en consecuencia provocar un accidente, afectando a propios y extraños.
Centrándonos específicamente en los más pequeños de la familia, una de las medidas claves para evitar heridas de consideración radica en su correcta ubicación en el vehículo. Nunca deberían estar sentados donde ellos quieren, sino donde más protegidos pueden llegar a estar ante un siniestro.
Atrás y con sillita
El artículo 39 del Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México dice, textualmente que los niños menores de 12 años o que midan menos de 1.45 metros de altura, no pueden viajar en el lugar del copiloto y mucho menos sobre las piernas del conductor, sino que deben ocupar una de las plazas traseras bien sujetos con el cinturón, o en su defecto, ser acomodados en una silla de seguridad para auto, debidamente sujetada de los anclajes del vehículo.
Evitémos siniestros y/o multas innecesarias. Salvaguardar la vida de cualquier persona dentro del auto es obligación del conductor.