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Conducir cansado, es una de las principales causas de accidentes de tránsito

La fatiga es un alto factor de riesgo vial, por lo que es importante conocer los síntomas y riesgos asociados.

Conducir cansado, es una de las principales causas de accidentes de tránsito

Considerando que el cansancio o la fatiga es un estado psicofísico que, al aparecer, puede afectar el adecuado desempeño del conductor, el Centro de Experimentación y Seguridad Vial Cesvi presenta un panorama que alerta sobre los riesgos que supone conducir en tales circunstancias.

El cansancio se puede originar por tres factores principales: humano, del vehículo y por la vía o su entorno. En cuanto al factor humano, este involucra la predisposición del conductor antes o durante la marcha en el vehículo; aquí afectan variables tales como los largos períodos de conducción, los malos hábitos de postura, conducir con hambre, ingerir bebidas alcohólicas, enfrentar algún problema grave, etc.

Uno o varios de tales factores se pueden sumar a condiciones como una vía muy monótona o muy congestionada, conducir muy tarde o muy temprano, transitar por vías con pobre iluminación, entre otras; en esas circunstancias el cansancio puede generar sueño y comenzar a afectar la habilidad del conductor. Precisamente, en este punto es cuando se presentan situaciones potencialmente peligrosas en la vía, debido a que: 

-Se alenta el juicio y la toma de decisiones.

-Hay falta de concentración.

-Se presentan cambios repentinos de comportamiento.

-Aparecen microsueños; es decir, si el vehículo viaja a 80 km/h equivale a recorrer 22 metros sin ningún control.

-Se pierde noción de la velocidad y distancia.

-Disminuye la capacidad de consciencia

Ten en cuenta que una de las principales consecuencias de conducir con cansancio es que se afecta el tiempo de reacción del conductor; por ejemplo, se estima que una persona en condiciones normales tiene un tiempo de reacción promedio de 0.7 segundos, pero si esa misma persona toma el volante cuando está cansado, su tiempo de reacción aumenta a dos segundos. Ese tiempo se traduce en mayor distancia de detención y de frenado efectivo.

El ejemplo más sencillo es considerar que un conductor descansado y activo transita a 90 km/h y se le presenta una eventualidad que lo obliga a frenar; en ese caso, la distancia de reacción implica un avance de 19 metros y le toma otros 50 metros frenar el vehículo; en total recorre 69 metros antes de parar por completo. Repetir el ejercicio con la misma persona, pero en estado de fatiga, hace que el tiempo de reacción y el de frenado efectivo le hagan avanzar 100 metros, antes de detener el automotor.

Por lo general, el nivel de cansancio se incrementa en forma progresiva y por ello el conductor no siempre lo advierte en forma consciente. Por lo anterior, es importante detectar las situaciones que evidencian tal estado:

-Dificultad para concentrarse.

-Visión borrosa y picazón de ojos.

-Parpadeo constante.

-Calambres musculares o dolores de espalda.

-Necesidad de moverse en el asiento.

-Zumbido de oídos.

-Somnolencia.

-Resequedad en la boca o deshidratación.

-Reacción lenta o insegura.

-Dificultad para recordar los últimos kilómetros recorridos.

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