Seguramente cuando has manejado el automóvil de un amigo, el de la empresa o el del vecino te has llevado la sorpresa que al momento de girar el volante, cuando la unidad está estacionada, se siente realmente duro o de plano muy suave que hasta puedes darle la vuelta con un simple dedo. Si ese es tu caso, a continuación te explicaremos a qué nos referimos y por qué pasa eso.
El elemento al que estamos aludiendo es sin duda la dirección de tu vehículo y ésta puede ser mecánica o hidráulica. La primera se refiere cuando el volante se siente duro y el segundo cuando el giro del manubrio es muy dócil.
La razón de porque una es más dura que la otra es por una cuestión muy sencilla y sin meternos en datos muy técnicos, la dirección mecánica trabaja con la fuerza que emplea el conductor al momento de darle al volante. Al hacerlo un sistema de piñones (ruedas de metal dentadas) giran por el esfuerzo del usuario solamente.
Por otro lado en lo que se refiere a la dirección hidráulica el proceso es completamente diferente. Aunque aquí también el volante se mueve por la fuerza del conductor, la cual es mínima, recibe ayuda por parte de un dispositivo del vehículo. Esto es posible gracias a que una bomba hidráulica (de ahí el nombre de la dirección) impulsa aceite para facilitar el giro del manubrio.
Cabe aclarar que en el caso de la dirección hidráulica la ayuda del sistema al girar el volante, va siendo menor conforme el vehículo vaya acelerando, es decir, estando estacionado el dispositivo apoya al conductor al reducir la resistencia que tiene la llanta con el piso la cual es mayor cuando la unidad está inmóvil, mientras que a altas velocidades es menor debido a que la fricción disminuye y por ende el sistema da menor apoyo.
A parte de las direcciones antes mencionadas existen otros tipos como la dirección asistida eléctricamente. Si deseas saber más de ésta visita la siguiente liga aquí.