Tal vez esto tenga que ver con las televisiones en nuestras casas, que mientras mayores, más se acercan a un cine. La realidad es que vemos con menos esfuerzo una pantalla grande y con frecuencia podemos tener una mayor de lo que pensamos incluso en un área más chica. De acuerdo con Sony, uno de los más prestigiosos fabricantes de televisores en el todo el mundo, una TV de 60 pulgadas y resolución HD puede verse a una distancia mínima de 2.3 metros. Si es 4K, una de 65 pulgadas puede verse a una distancia de 1.2 metros sin causar esa sensación de estar en la primera fila en el cine. Pero con los autos, esto no solo no es cierto, sino que puede ser incluso peligroso.
La primera vez que me di cuenta de ese peligro fue al conducir la nueva Ford Expedition en la noche. La pantalla central mide nada menos que 15.5 pulgadas y si estuviera en la sala de nuestras casas, sería hoy en día considerada muy chica (aunque confieso haber vivido muchos años en mi adolescencia con una TV de 16 pulgadas, que me parecía enorme), pero el hecho es que cuando manejas un auto, a donde debes mirar es hacia adelante y no hacia una pantalla. En una carretera en la noche, pantallas como esa de la Expedition o la de un Tesla, entre otras, emiten tanta luz que nos distraen, pero ese no es su peligro mayor.
Si bien la luz nocturna emitida por una pantalla puede apagarse o es posible ponerla en modo nocturno, interactuar con ella resulta un factor de distracción demasiado importante como para no tomarse en consideración y aquí me refiero a todas las pantallas, no solo las excesivamente grandes como las mencionadas anteriormente.
Para medir el tiempo de reacción de los conductores al interactuar con las pantallas de sus autos, la revista sueva Vi Bilägare hizo varias pruebas con coches de distintas marcas y los comparó con comandos similares, pero en un auto sin pantallas, solo botones físicos: un Volvo S60 modelo 2007.
La mayoría no sabe, pero pantallas son más baratas
Las tareas que fueron parte de la prueba son muy comunes en Suecia, obviamente, y una de ellas es prender la calefacción de los asientos, otra fue prender el radio y ponerlo en una estación específica, luego resetear la computadora de viaje, poner las luces del tablero en la menor luminosidad posible y apagar la pantalla central.
Los conductores tuvieron tiempo de familiarizarse con cada auto antes de probarlos y que se midiera el tiempo que tomaba cada uno en hacer las tareas indicadas, algo que hicieron mientras conducían a 110 km/h.
El resultado fue que en el Volvo con botones las tareas tomaron 10 segundos para ser realizadas. En un BMW iX se tardaron 30.4 segundos y en un MG Marvel R, nada menos que 44.9 segundos. Claro, mientras más complicada sea la interfaz del auto, mayor el tiempo para interactuar con ella y más metros de manejo sin atención en la pista recorrerá el piloto. En la prueba se llegaron a recorrer 1,372 metros a ciegas, mientras que en el Volvo fueron 306 metros.
Las marcas comenzaron a huir de los botones luego del lanzamiento del Mercedes-Benz Clase S 1998, que tenía una enorme cantidad de botones físicos (alrededor de 55) tanto en el tablero y en la consola como en la puerta del conductor. BMW fue la primera en proponer una alternativa con un mando central, bautizado iDrive, algo mucho más distractor que las actuales pantallas táctiles y que la misma marca, finalmente, está comenzando a abandonar, como vemos en la X1 2023.
Pero fue Tesla que comenzó a poner el “desorden” con la inmensa pantalla del Model S que a todos, incluso a los que jamás podrían comprar un Tesla, les parecía sinónimo de modernidad. La realidad es que las marcas están felices de poner pantallas porque son mucho más baratas que los botones y la gente, bueno, las quiere y mientras mayores, mejor, aunque sea un riesgo proporcionalmente tan grande como ellas.
No creo que esto vaya a cambiar pronto y la única esperanza es que hay iniciativas en Europa para que se hagan pruebas de pantallas al igual que se hacen pruebas de choque, porque si vamos a convivir con ella y esto es un hecho, al menos que estén mejor diseñadas y, ojalá, reguladas, para la seguridad general.
