Los eventos HOG (Harley Owners Group) son reuniones de clientes de la marca que se celebran en diversos Estados de la República Mexicana, dando color a las principales avenidas con estilos extrovertidos, ruido de motores y su personal forma de apreciar el arte en sus motos.
La representación de Harley Davidson México fue por parte de su director general, Fausto López, así como de Francisco Montes, Carlos Berdon y Javier Montes, además Autocosmos.com tuvo la oportunidad de hacerse presente en esta experiencia de manejo.
El Viaje
El pasado jueves 21 de mayo nos reunimos en un conocido hotel de Santa Fe, donde nos presentamos y me entregaron una nueva y flamante Cross Bones 2009, 1584 cc, color dark blue pearl, adornada con grecas en la parte trasera y su característica calaca con la cruz de huesos en la parte lateral.
En general las motos Harley imponen respeto y admiración y la Cross Bones no era la excepción, el modelo es uno de los más recientes de la marca por lo que causaba la atracción de propios y extraños, incluso en la reunión de “moteros.”
El plan de viaje contemplaba tomar la carretera Chamapa – Tezpotzotlán para continuar el camino hasta San Miguel de Allende. Este viaje se detuvo para llegar a Palmillas donde desayunamos en un reconocido lugar de barbacoa. En este primer punto los intercambios de puntos de vista comenzaron, coincidiendo todos en el frío para salir del D.F., el cual calaba los huesos y tenía la mala costumbre de meterse por cualquier orificio que dejara la vestimenta de protección.
El viaje continuó durante otros 112.5 kilómetros para nuestra primera meta en San Miguel de Allende. La carretera para llegar a dicha localidad se convirtió en un camino más sinuoso donde pude percibir el curveo, eso sí, con algo precaución al principio debido al peso de la misma (317.51 en seco).
San Miguel de Allende, nos ofrece calles coloniales empedradas y pendientes, pero aun en estas circunstancias la respuesta de la Cross Bones fue ágil y sencilla. El pequeño contingente de motos (pocos pero ruidosos) no dejó indiferente a los habitantes del lugar y entre miradas de envidia, saludos y sonrisas llegamos a nuestro descanso.
Esa noche coincidimos con otro grupo conocido por los integrantes del nuestro con los que pasamos una agradable velada. Al día siguiente comenzaba nuestro recorrido hacia León, cubriendo casi 175 km, con un clima totalmente distinto al día anterior ya que el astro rey se estaba portando inclemente como los serían los tres días posteriores.
El contingente de motos creció en el trayecto hacía León, y fue divertido sortear curva tras curva y sentir el aire golpeándonos ya que algunos no utilizábamos el wind shield (parabrisas) ya que según un miembro del grupo eso no era de “valientes.” Por fin llegamos a la Ciudad de León con un calor demoledor para los trajes de piel, pero todo se olvido al ver las filas de motos estacionadas con diseños y preparaciones excéntricas u obras de arte con dos ruedas.
La experiencia
La reunión se llevó a cabo en la agencia Harley de León, donde la comida brindó un buen momento para todos. La tarde sirvió para tomar un breve descanso del ajetreo, y en la tarde partir hacia el Parque Metropolitano con un concierto de tributo a Queen el cual duró hasta pasadas horas de la noche. El espectáculo de luz, motores y fiesta, sólo se puede vivir ya que una imagen nunca lo podría explicar.
Para el sábado no había acabado todo ya que era el día de más visitas entre diversos lugares como el parque ubicado en las cercanías del Poliforum, el poblado “Purísima del Rincón” donde la recepción en el Zócalo del lugar fue toda una fiesta. La “rodada” continuó hasta “Cañada de Negros” donde se llevó a cabo la comida y palabras de autoridades y los miembros del Club HOG organizador. La fiesta continuó para los que pudieron aguantarla, aunque la representación de Autocosmos.com no tiene el kilometraje de los Harleros y nos retiramos a descansar.
El aprendizaje
Un fin de semana cansado lleno de sensaciones que sólo pueden entenderse sobre una moto, la libertad de casi volar al sentir el aire en la carretera, cambiar constantemente de escenarios al girar la cabeza, el poder expresarse de manera abierta sin tapujos ni prejuicios, el ser un objeto de envidia y de sueños para los que pasan en coche o circula en las calles, responder constantemente el saludo de camioneros, transeúntes, niños y por supuesto bellas mujeres.
Esto es el espíritu viajero de Harley Davidson, un sentimiento que va más allá de las clases sociales e ideológicas, unidos por un gusto que se ha convertido en un estilo de vida.
Comentarios: ricardo@autocosmos.com
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