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Prueba de Manejo

Mazda MX-5 RF vs Porsche 911 Targa, purismo a cielo abierto

Dos maneras diferentes de entender al deportivo targa creado para hacer feliz a los amantes de la conducción.

Mazda MX-5 RF vs Porsche 911 Targa, purismo a cielo abierto

Porsche y Targa (auto que combina las bondades de un coupé con un convertible) prácticamente son sinónimo, y es que a pesar de que a lo largo de los años diversos modelos alrededor del globo han utilizado esta carrocería, la marca alemana prácticamente se ha adueñado de este término desde que en septiembre de 1965 el 911 Targa hiciera su debut mundial en el Salón de Frankfurt de aquel año.

Desde entonces, se puede decir que la firma se Stuttgart se ha encargado de pulir la filosofía del Targa hasta niveles imaginados, donde el desempeño, lujo y tecnología, nos permiten disfrutar de ejemplares como el Porsche 911 Targa 4 GTS. Un vehículo altamente refinado, cuyo performance está a la altura del elevado precio que hay que pagar por él. Si un 911 por si mismo es especial, esta carrocería eleva ese encanto a otro nivel más exquisito.

Si te pones a hacer memoria, son verdaderamente escasos los modelos que recurren a esta carrocería, el cual, gozó de cierta popularidad en décadas pasadas. De hecho, hoy día, aparte del mencionado Porsche, se tiene que recurrir a otros deportivos como el Corvette o a marcas elitistas como Bugatti o Koenigsegg para tener un auto con este singular estilo.

Si en este punto, sientes un poco de envidia y resignación, recuerda que existe un modelo que se ha hecho famoso por trasladar la diversión y soluciones que sólo un pura sangre sabe ofrecer, pero a un precio mucho menor. Por supuesto que nos referimos al Mazda MX-5, que con su versión RF ofrece un automóvil targa sin necesidad de desembolsar cantidades de dinero estratosféricas.

Es así que ante ti tienes dos automóviles que representan los lados opuestos de un estilo. Por un lado, el Porsche 911 Targa 4 GTS se muestra como un automóvil exclusivo donde el costo pasa a segundo término a favor de ofrecer un automóvil rápido, tecnológicamente avanzado y con un desempeño dinámico a la altura de los mejores. Simplemente es un soberbio automóvil deportivo, de lo mejor que actualmente el dinero puede comprar.

Por su parte en la otra esquina se presenta el Mazda MX-5 RF que, a pesar de ganar un techo duro retráctil de accionamiento automático y una caja automática para esta versión, mantiene la fórmula que históricamente ha distinguido al Miata a lo largo de los años (ligereza, sencillez mecánica y manejo purista). Cabe mencionar, que no sólo es más atractivo y hasta utilizable en el diario que su contraparte roadster, sino que también al considerar todo lo que ofrece como producto, presume una etiqueta mucho más accesible en relación con otros targa. Estilo y diversión en un embace pequeño.

Con ello en mente y a sabiendas que más allá del techo, estos dos modelos no tienen nada más en común nos pusimos a jugar un poco para mostrarte como, cada uno, representa la mejor esencia del deportivo targa. De hecho, si vemos su potencia, 158 Hp del japonés contra 450 Hp del alemán, tendríamos una pelea tan dispareja como aquella protagonizada entre Floyd Mayweather y Conor McGregor. 

 

CON LAS RUEDAS SOBRE EL CIRCUITO

Como ya dijimos antes, no hay muchos puntos donde podamos comparar ambos modelos. Hablaremos de la capacidad de aceleración, del paso por curva, del refinamiento interior y del ruido que genera el andar sin techo y, finalmente, de la propuesta deportiva.

Partamos por la capacidad de aceleración. Se entiende de antemano que un 911 con 450 caballos de fuerza y 406 lb-pie de par debe masacrar a un MX-5 con 158 Hp y 148 lb-pie de torque, pero la forma en que lo hizo nos habla de los enfoques puestos por cada marca en su modelo.

Para Mazda, la aceleración inicial del MX-5 nunca ha sido tema, y si lo fuera, hace rato que le habrían puesto el motor SkyActiv 2.5 litros turbo con 250 Hp. Lo del MX-5 es placer de conducción y entretenimiento al volante, no el tratar de ganarle a alguien en un arrancón.

Con el par máximo puesto arriba de las 4,000 vueltas y sin ningún sistema de arranque controlado como el que tiene Porsche, al Mazda le costó mucho salir rápido, le patinaron algo las ruedas traseras y recién entonces arrancó. Si te guías sólo por este ejercicio estás calificando mal al targa nipón, ya que su aceleración está lejos de sorprender.

El 911 Targa 4 GTS, en cambio, demostró la valía que todo buen Porsche debe tener en esta materia. Un turbo más grande que el del Carrera S, y un brutal par de 406 lb-pie desde apenas 2,150 rpm, sumado al Lauch Control que trae de serie, le permite acelerar con tal capacidad, que en este ejercicio fue capaz de vencer a otros pesos pesado como Mercedes-Benz C63 S AMG o un Chevrolet Camaro ZL1 con relativa comodidad.

Este Launch Control no sólo es sencillo de ocupar, sino que, además, resultó demasiado efectivo por la forma en que transmite la potencia al piso, con pérdidas menores en patinaje y un empuje mucho más eficiente gracias al sistema de tracción total.

En cuervas, el MX-5 RF está en su ambiente. Es divertido de manejar de manera normal y cuando se lleva al límite, gracias al control exhaustivo del peso y su reparto perfecto entre ejes. Tiene todo lo necesario para encantar a quienes buscan sensaciones tras el volante: es ligero, tiene un bajo centro de gravedad y preciso; una suspensión firme pero no seca, un tacto de dirección increíble y un motor que empuja, quizás no lo suficiente. Pero se deja llevar de manera fácil y natural.

Tiene una notable rigidez estructural, con menos balanceo de la carrocería. Esta versión RF, además, tiene barras estabilizadoras más gruesas y una suspensión más firme, que ofrece un aplomo extra a un auto que va realmente pegado al piso.

Lo mejor es que es muy sensible a lo que pide el conductor, gira con mucha naturalidad, es ágil según la demanda y muy veloz de reacciones. Lo bueno es que admite muchos errores del conductor, lo que lo convierte en un auto divertido y seguro. El control de estabilidad da tiempo y espacio para que se produzcan los deslizamientos del eje posterior, pero jamás va a dejar de actuar cuando es necesario.

El 911 GTS no se queda atrás en esta materia y realmente podríamos decir que es el referente en el segmento. Quizás se siente menos juguetón que el MX-5, básicamente porque es más grande, pesado y potente, pero como buen deportivo alemán es fácil de meter en las curvas, llevarlo de lado a lado y sentir que el exceso de grip no le hace perder fluidez.

Es refinado de manejo, no es nervioso ni exige demasiado para llevar bien, rápido y de manera natural. Es tan protector como el Mazda, pero con cuidado ya que aquí se va más rápido y las cosas se pueden descontrolar con facilidad. Y eso con el control de estabilidad conectado, ya que sin él no es difícil cometer un error y perderlo.

Como buen 911, tiene mística conductiva, ya que te va llevando con aplomo y decisión, te empuja a hilar curva tras curva y te entrega permanentemente las tan buscadas sensaciones de manejo extremo. La suspensión adaptativa PASM es fundamental ya que hace que el auto vaya tan pegado al piso, que descolocarlo sea una tarea realmente imposible. Sin duda, es una joya de la ingeniería automotriz.

Sobre el refinamiento interior y silencio de marcha, el MX-5 RF no deja de ser un Mazda, con lo bueno y malo que conlleva. Hemos dicho en todas nuestras pruebas realizadas a la marca que la calidad percibida se ha incrementado, con materiales de calidad, buenas terminaciones y una atmósfera más que convincente. El pecado es que se añaden pocos elementos decorativos que le brinden una estampa más deportiva, siendo muy similar a cualquiera que sus hermanos.

Eso sí, el asiento va muy abajo y es agradable para conducir, sintiéndose más como un kart que como un auto normal. El volante es pequeño y de mucho tacto, y sobre el tablero reposa una pantalla táctil con mucha información, pero sin conectividad a Apple CarPlay o Android Auto.

Con techo cerrado hay algo de ruido de viento, pero apenas se escucha. En ese sentido hay mucha más aislación que en el MX-5 Roadster. Este ruido se multiplica cuando el techo está abierto y la velocidad se incrementa.

El Porsche es un auto mucho más refinado sin ninguna duda. Por dentro mezcla a la perfección lo lujoso con lo deportivo, con materiales de excelentísima calidad, pero apuntado a lo más lúdico, con fibra de carbono, un volante deportivo, insertos de aluminio, pantalla táctil con todo tipo de conectividad, piel por doquier…

Es silencioso cuando va con techo, pero algo muy distinto ocurre cuando se va abierto. Porque si bien apenas se sienten las turbulencias del viento, algo evidente en el MX-5 RF (hay un pequeño deflector puesto en la parte superior del parabrisas), el viento tiende a chocar contra la barra superior, generando un sonido que mientras más velocidad, más insoportable.

CONCLUSIÓN

Resulta raro enfrentar dos autos incomparables, lo volvemos a reiterar. De hecho, con el precio de uno podrías fácilmente adquirir cinco unidades del otro y hasta te sobraría una “lanita extra”. Además, las diferencias mecánicas son apabullantes. Sin embargo, sorprendentemente ambos a su manera ofrecen sensaciones de manejo ideales, puras y del agrado de los amantes de la conducción deportiva.

Del 911 Targa 4 GTS hay poco que decir al respecto. Es un Porsche en todo el sentido de la palabra, y en esta variante consigue un equilibrio magnífico entre potencia y estilo. Incluso, el azul de la carrocería recuerda a la tonalidad utilizada por el patrocinador Gulf. Es fácil convivir con él, no cansa, ni abruma, simplemente no dan ganas de dejarlo. Acelera sin escándalo, pero con eficacia, corta curvas con elegancia y encadena la otra con naturalidad, exige como el conductor desee, pero entrega lo mejor de lo mejor en una pista.

Del MX-5 RF se podrá decir que le falta motor para aprovechar de mejor manera las impresionantes cualidades del chasis, pero aun así divierte, más si se lleva a fondo en una pista con el techo guardado en la cajuela.

La adrenalina sube a raudales cuando se comienzan a encadenar las curvas, y tiende a bajar cuando se llega a la recta y nos damos cuenta que no sube como nos gustaría. Pero vuelven a llegar las curvas y volvemos a encantarnos de la forma en que se deja llevar. Una maravilla de ingeniería al que sólo le falta un propulsor más energético.

Y ambos son targas, descapotables de estilo que nos protegen del ruido y del viento, pero que nos regalan el cielo mientras disfrutamos acelerando estos monstruos del asfalto. Al final, más que una decisión lógica, la única manera de elegir entre uno u otro es por la capacidad monetaria de tu cartera.

 

 

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