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Prueba de Manejo

BMW i8 Roadster, deportividad y eficiencia en el paquete más llamativo

Un plug-in hybrid que luego de tener varios años en el mercado, sigue siendo de lo más avanzado técnicamente que puedes comprar

BMW i8 Roadster, deportividad y eficiencia en el paquete más llamativo

El tema de nuestro especial de Lo Mejor de 2019 se centró en el concepto de “Old vs New”, por un lado la vieja escuela, representada por las versiones más rabiosas y extremas del músculo americano, me refiero a los brutales: Ford Shelby GT500, Chevrolet Camaro ZL1 y Dodge Challenger SRT Hellcat Redeye Widebody.

Mientras que por el otro, representando a la nueva escuela, las tres modalidades más populares de la movilidad electrificada; un híbrido tradicional pero no por ello menos espectacular, el Acura NSX, un 100% eléctrico que vaya que ha dado de que hablar, el Tesla Model 3 en su versión más poderosa y deportiva, denominada Performance.

Y, por último, el auto que motiva este artículo, el BMW i8 Roadster que representa a los plug-in hybrids y que en mi muy humilde opinión, son hoy en día, la mejor opción para reducir drásticamente las emisiones y consumos, sin demandar sacrificios en absoluto, debido a los largos tiempos de recarga de los autos eléctricos o en otros casos, su todavía limitada autonomía.

Antecedentes

El BMW i8 no es precisamente una novedad en el mercado, de hecho es al contrario, ya que este año se dejará de fabricar, y sin embargo sigue siendo más avanzado y tecnificado que casi cualquier otra cosa que puedas comprar. El fabricante bávaro anunció con bombo y platillo allá en 2011, la creación de una submarca denominada BMW i, cuya misión sería explorar nuevos conceptos de movilidad que se adecuaran a las nuevas tendencias: Electrificación, fabricación sustentable y la posibilidad de ser reciclados.

BMW i llegó al mercado con dos modelos completamente distintos, el i3, un eléctrico urbano que sigue incrementando sus ventas cada año y en 2014 el exótico deportivo i8, que optó por una solución plug-in hybrid para entregar lo mejor de dos mundos que frecuentemente se contraponen, por un lado, desempeño deportivo y por otro, eficiencia.

El BMW i8 Roadster no arribó sino hasta 2017, momento en que la marca aprovechó para darle una pequeña actualizada en el apartado mecánico, en donde el motor a gasolina ganó 3 hp, el eléctrico hizo lo propio en 12 hp y la batería incrementó su capacidad en 4.5 kWh.

Apariencia futurista

Aun cuando han pasado casi 7 años que llegó al mercado, el i8 sigue luciendo futurista sobre todo visto desde atrás gracias a esa barroca resolución de esas salientes flotantes de los costados y la manera en que las calaveras de LED se adaptan a esos caprichosos trazos.

Adelante, el doble riñón está presente, pero como elemento meramente decorativo, ya que no tiene la función de parrilla como sucede con cualquier BMW y por último, las puertas que se abren de una manera que está a medio camino entre unas de tijera y unas tipo ala de gaviota, aunque eso sí, la cantidad de espacio que requieren para abrir correctamente es enorme, para que tomes tus precauciones.

Mecánica ultra moderna

Te decía que el BMW i8 Roadster sigue siendo un auto muy moderno, al ser un plug-in hybrid, con una batería de 11.6 kWh montada en la parte central del vehículo, justo en el túnel de la transmisión, puede rodar en modo 100% eléctrico por unos 55 kilómetros, siempre y cuando no superes los 120 km/h.

Cuando activas el modo Eco Pro, tanto el motor a gasolina, un 3 cilindros turbo con 231 hp y 235 lb-pie funciona conjuntamente con el motor eléctrico de 143 hp y 250 lb-pie montado en la parte frontal para maximizar la eficiencia y lograr espectaculares rendimientos de hasta 47.62 km/l.

La potencia total del sistema es de 374 hp que son enviados a las cuatro ruedas vía dos transmisiones, una automática tradicional de seis cambios para la mecánica de combustión y otra de una sola velocidad para la eléctrica. Gracias a esta potencia, y el hecho de que pesa apenas 1,595 kilos, el i8 Roadster es capaz de acelerar de 0 – 100 km/h en 4.6 segundos y lograr una máxima de 250 km/h.

Interior

Recordemos que el concepto de fabricación de los BMW i se denomina LifeDrive y se basa en la idea de que la parte mecánica va montada en una arquitectura principalmente de aluminio que recibe el nombre de Drive Module.

Por su parte, la cabina nombrada como Life Module está fabricada en fibra de carbono, esto, si bien trae grandes beneficios en materia de reducción de peso, impacta negativamente en materia de aislamiento acústico y refinamiento. Los coches hechos de fibra de carbono transmiten más ruidos al interior, es así y no hay mucho que hacer al respecto.

A diferencia de la variante coupé, el i8 Roadster pierde esos inútiles asientos traseros, esto debido a que ese es el espacio que ocupa el toldo automático retráctil que requiere de 15 segundos para abrir o cerrarse. Como una ganancia colateral, se obtienen unos pequeños espacios para guardar objetos detrás de los asientos que francamente resultan bastante prácticos.

El tablero por su parte ya empieza a mostrar señales de veteranía, la pantalla central de 8” es pequeña para los estándares de los BMW más nuevos y el clúster de instrumentos, si bien, también es digital, también es chico. Esto y el hecho de que todavía hay muchos botones para el control del clima, memorias del radio, modos de conducción y por último el iDrive le hacen ver menos actual de lo que su futurista diseño exterior o moderna mecánica siguen siendo.

La calidad de materiales y ensamble es impecable, y la cabina es en general bastante ergonómica, asimismo, la posición de manejo es cómoda y pese a que el ajuste de suspensiones es firme, puesto se trata de un deportivo, resulta suficientemente cómodo para viajar por largas jornadas.

Manejo

las cifras de desempeño del BMW i8 Roadster no parecen nada del otro mundo, sobre todo si lo comparamos con bestias como un Acura NSX o el Shelby GT500, sin embargo, es importante recordar que este auto es capaz de ir de 0 a 100 en 4.6 segundos o bien, hacer 47.62 km/l. Eso no deja de ser todo un triunfo de la ingeniería.

Es además como buen BMW un auto excelente manejo, no es un deportivo extremo, lo podría catalogar más como un GT, tiene muy buena respuesta, aunque tampoco te pega al asiento con la fuerza de otros deportivos mucho más extremos. En ningún momento se siente pesado, aun cuando tiene una batería de dimensiones y peso nada contenidas, e incluso, con neumáticos un poco más anchos y con mejor agarre, seguro podría hacer mejores tiempos en pista, aunque claro, sacrificaría algo en el terreno de la eficiencia.

La dirección retroalimenta bien y va muy bien plantado, con lo cual puede ir muy por encima de las velocidades permitidas transmitiendo confianza. Aunque como ya comentaba, adentro es algo más ruidoso de lo que pensarías, producto de su construcción en fibra de carbono.

El BMW i8 Roadster en manos de nuestro amigo y piloto de cabecera, Manuel Carrión completó el circuito de 1,750 metros del Autódromo Moisés Solana, en Epazoyucan, Hgo en 59:03 segundos, el mayor tiempo de todos los registrados solo por delante del Hellcat Redeye. Como te decía, es rápido, pero no tanto como su diseño te haría pensar que es.

Conclusión

El BMW i8 es en mi opinión un clásico instantáneo, un hito de la ingeniería alemana que aun, deportivo y eficiente al mismo tiempo, luego de casi 7 años de haber iniciado ventas, es más avanzado que la gran mayoría de los autos que se comercializan.

Pero tiene dos grandes inconvenientes, por un lado, su diseño no gusta a todos, es radical e incluso algo estrafalario, disruptivo en su momento, pero que habrá que ver como se ve en 10 años, probablemente no envejezca tan bien, los diseños tan extravagantes tienden a tener ese problema. Y segundo y quizá el más importante, es que, si bien se ve como un deportivo exótico y por construcción y complejidad mecánica lo es, el desempeño no es lo suficientemente extremo.

BMW nunca dio a los fans lo que querían, rogaban por un M8, un súper deportivo que heredara las glorias del icónico M1 y se acercara a lo más exótico de aquel momento (Porsche 918 Spyder o el McLaren P1 por poner un par de ejemplos), no uno que estuviera a la par de un M3/M4 y que también fuera altamente eficiente. La marca jamás quiso utilizar el 6 en línea del M3 en el i8 y los entusiastas nunca se lo perdonaron. Bien pudieron haber existido ambos, tanto el i8 como el tan ansiado M8, pero no fue así y quizá ello se traduzca en que este gran auto, nunca llegue a ser de culto.

El BMW M Next es todavía un prototipo, y es justo el M8 que nunca fue, veremos si el fabricante ahora si se anima a satisfacer a los fans.

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